DOGMA 1: LOS DIENTES NUNCA DEBEN EXTRAERSE EN PRESENCIA DE INFECCIÓN
Los objetivos primarios del manejo de la infección es drenar el pus, el detritus necrótico y remover la causa de la infección. A menudo estos objetivos pueden lograrse más eficientemente removiendo los dientes lo más pronto posible si todas las posibilidades de conservar el diente han sido descartadas.
Esto a menudo requiere establecer un nivel de antibióticos en sangre antes de realizar la extracción, no es necesario esperar a la resolución de la infección.
En 1951, Krogh1 estudió a 3,000 pacientes y demostró que los dientes podían extraerse sin ningún percance en presencia de infección aguda.
Los argumentos contra la extracción inmediata en presencia de infección generalmente se deben a asuntos legales y experiencias anecdóticas que envuelven uno o dos casos en donde hubo serias complicaciones.
Esto no quiere decir que los clínicos deben ser informales en las extracciones dentales en presencia de una infección aguda, pero de preferencia la extracción no debe postergarse o aplazarse en pacientes sanos hasta que la infección aguda haya resuelto por completo.
De hecho, la demora puede causar una complicación de la infección, si el pus no es evacuado a través de un drenaje.
Sin embargo los riesgos de la inyección anestésica y la extracción dentaria siempre deben considerarse en la remoción quirúrgica temprana, además los clínicos deben tomar en consideración la condición médica del paciente, la habilidad y experiencia del clínico.
Se les debe dar un apropiado régimen antibiótico a los pacientes con infecciones severas, a los que se encuentren inmunológicamente comprometidos, suprimidos o con enfermedades metabólicas no controladas e inmediatamente deben ser referidos a un cirujano experto. Esto también se aplica si el procedimiento puede ser potencialmente traumático o que presente dificultades.
Fuentes:
Krogh HW: Extraction of Teeth in Presence of Acute Infection, J Oral Surg 9:136, 1951.
Roger E. A. Eleven myths of dentoalveolar surgery jada, vol. 129, september 1998